Patagonia Argentina y su cocina
El Cordero Patagónico
Uno de los emblemas de la cocina patagónica es, sin duda, el cordero. Criado en los vastos campos de la región, el cordero patagónico es apreciado por su sabor y ternura. La preparación más tradicional es el "cordero al asador", donde el animal entero se cocina lentamente al aire libre, ensartado en una cruz de hierro y asado a la llama viva durante varias horas. Este método de cocción lenta permite que la carne se impregne de un sabor ahumado y adquiera una textura jugosa. Es un plato que se suele acompañar con ensaladas frescas y, por supuesto, un buen vino de la región.
La Trucha
La Patagonia, con sus ríos y lagos cristalinos, es un paraíso para los pescadores. La trucha es uno de los pescados más representativos y se prepara de diversas maneras. Una de las recetas más populares es la trucha a la manteca, donde el pescado se cocina con manteca, limón, ajo y hierbas frescas. Otra variante es la trucha ahumada, que se cura y ahúma artesanalmente, conservando todo su sabor natural. Este plato suele servirse con papas al natural o con una ensalada de hojas verdes.
El Curanto
Originario de la cultura mapuche y adaptado por los colonos chilenos y argentinos, el curanto es una tradición culinaria que reúne a las familias y comunidades. Se trata de una cocción en un hoyo cavado en la tierra, donde se colocan piedras calientes sobre las que se disponen carnes, mariscos, papas, chorizos y hortalizas, todo cubierto con hojas de nalca o repollo y luego enterrado para que se cocine al vapor. El resultado es una mezcla de sabores y texturas que refleja la riqueza de la tierra patagónica. Este plato no solo es una delicia gastronómica, sino también una celebración de la identidad y la tradición local.
Los Postres
La Patagonia también es conocida por sus dulces. La torta galesa es uno de los postres más emblemáticos, legado de los colonos galeses que se asentaron en la región. Esta torta densa y húmeda, hecha con frutas secas y especias, se conserva durante largos periodos, lo que la hace ideal para el clima patagónico. Otro postre popular es el dulce de leche de oveja, que se distingue por su sabor más suave y delicado en comparación con el tradicional de vaca. También destacan los productos hechos con frutos rojos, como el calafate, un berry típico de la región, que se utiliza en mermeladas, tartas y licores.
La Influencia de la Cocina Internacional
La cocina patagónica no está exenta de influencias internacionales. Los inmigrantes europeos, especialmente italianos, españoles y alemanes, trajeron consigo recetas y técnicas que se han fusionado con los ingredientes locales. Esto ha dado lugar a una gastronomía rica y diversa, donde se pueden encontrar desde pastas caseras hasta platos de caza mayor, como el ciervo y el jabalí, preparados con un toque local.